jueves, 12 de noviembre de 2015

Enamórate De Verdad

Jorge y Uriel

¡Llegó la columna No. 100! La verdad es que después de 99 temas diferentes, millones de palabras escritas y muchos sentimientos implicados en cada una, escribir esta no fue una tarea sencilla. ¿Recuerdan aquellas en las que la soltería fue un estandarte? ¿O qué tal tantas acerca del sexo casual, el amor libre y el miedo al compromiso? Olvídenlas todas, que en esta; mi No. 100, todo está por cambiar.


Júzgame loco, pero la verdad es que no es lo mismo tener casi 29 años a tener 25, por más que únicamente existan 4 años de diferencia. Siempre que platico con chavos menores me sorprendo cada vez más por lo mucho que he crecido en estos últimos años, por el cambio de mentalidad, de gustos; pero sobretodo el cambio de necesidades a nivel emocional y amoroso.

Oscar y Aída
Y es que es cierto, conforme vas creciendo, experimentando y dándote de golpes contra la pared vas aprendiendo (como dicen por ahí) quién sí, quién no, y quién nunca. Ya no eres el tipo que únicamente pensaba en fiestas, antros, terminar ebrio hasta perder la conciencia y llevándote al primer tipo que te gustara a tu casa para olvidarte de su nombre a la mañana siguiente. No, los tiempos van cambiando, y tú con ellos.

Miguel y Aldo

¿Cuántas veces hemos estado con alguien únicamente por no estar solos? ¿Cuántas veces hemos aceptado una relación mediocre en donde no estamos ni sintiéndonos bien ni recibiendo lo que merecemos, solamente por necesidad emocional? En mi caso han sido varias, y aunque no me arrepiento de ellas, tampoco me siento orgulloso de haber mendigado amor aunque desde el principio supiera que no iba a tener un buen final.

Qué tiempos aquellos. Cuando no me importaba si mi ligue o pareja me prestaba suficiente atención o no me hacía sentir verdaderamente querido con tal de tener alguien a mi lado, alguien con quien pasar mis momentos de ocio, con quien tener sexo y cariños. Pero de lo que no me daba cuenta era de que lo único que estaba buscando era a alguien que me ayudara a olvidarme de que me aterraba estar solo. ¿Te suena?

Juan Pablo y Lorena
Y luego, después de tantos tropiezos llega esta etapa. No te das cuenta, sólo se presenta de forma natural. Un día te das de nuevo la oportunidad de conocer a alguien, de pasar tiempo juntos, de presentarle a tus amigos y hablarle de él a tu familia, te permites ser feliz y enamorarte poco a poco. Hasta que te das cuenta de que por más amor que exista entre ustedes, ninguno de los dos se ve construyendo un futuro juntos. Que tienen planes diferentes, que sus personalidades se llevan bien pero no se complementan, y que no puedes permitirte volver a repetir patrones e involucrarte en otra relación pasajera que probablemente no marcará tu vida. Te das cuenta de que prefieres no perder tu tiempo con alguien que no se va a quedar, cuando en algún lado está aquella persona que va a amar hasta el más grande de tus defectos.  

Definitivamente creo que aprender a dejar ir a alguien que quieres es toda una lección de vida, porque no sólo te enseña que estás madurando, también te demuestra que POR FIN llegaste al punto de quererte más a ti mismo. Y es en esta etapa en la que tus prioridades cambian, en la que los juegos quedaron atrás y ya no esperas encontrar el amor en el tipo que conociste en el antro y te llevaste a tu casa, en la que si te permites un one night stand es sólo eso. No, ahora no dejas que cualquiera sea copiloto en el viaje de tu vida.

Brenda y Andrés
No es sencillo encontrar una pareja que no sólo sea tu novio, sino también un mejor amigo, un confidente, una motivación y soporte, alguien con quien hacer planes a futuro y hasta hablar de formar una familia. Alguien con quien pasar toda la noche despiertos hablando, con quien ponerte una peda tremenda juntos pero que también te enseñe que hay un mundo más allá de la fiesta. Alguien con quien compartirlo todo sin olvidar ambos que aún tienen una vida individual, alguien que respete tus espacios.
No, no es fácil, pero cuando realmente sabes lo que quieres y verdaderamente te quieres a ti, la tarea se vuelve un poco menos complicada.


Carlos y Ness




Vamos, cuando te acercas a los treinta muchas cosas cambian, y quizá para otros todo siga igual, pero estoy seguro de que en mi caso; como en el de muchos, llega un punto en el que sabes que los años de ligues fugaces ya pasaron y que los noviazgos de unos cuántos meses ya no cuentan. Sabes que estás listo para entregarlo y recibirlo todo, para mostrarte vulnerable ante alguien y ver más allá de sus debilidades, para construir una historia sin pensar en un final, dejándote llevar por ese extraño sentimiento que te dice que todo estará bien, que estás seguro a su lado. Y más importante aún, que tú ya tienes la madurez suficiente para demostrarle que él o ella tampoco tiene nada que temer estando contigo.




*Las imágenes pertenecen a parejas reales, y fueron utilizadas con la aprobación de ellas para la realización de este artículo. ¡Gracias por su confianza!*







jueves, 24 de septiembre de 2015

Al que dejaste ir...



Voy a empezar por decirte que no te odio. Que no te guardo ningún rencor y que el alejarme de ti fue una decisión que me costó, pero de la que no me arrepiento. Probablemente tú me odias, odias el que yo te haya dejado y que hubiera cortado tus ilusiones cuando tú estabas emocionado por lo nuestro. Hoy puedo explicarte qué pasó.

Nunca se trató de ti. Por más trillado que parezca no te dejé porque algo te faltara, porque no tuvieras lo que busco. Tampoco te dejé porque fueras demasiado para mí, no. No se trata de falta de autoestima ni el pensar que no merecía a alguien como tú. La situación va más allá de eso.

Probablemente en ese momento tú no entendiste mi razonamiento, quizá sigas sin hacerlo. Pero lo que te puedo decir es que aunque hice lo que era mejor para mi, también busqué beneficiarte a ti. Ahorrarte tiempo, evitarte la decepción de enamorarte de alguien que no podía corresponderte. Desgastarte por alguien que simplemente no estaba listo, que no podía valorar el cariño de otro.

Esa es la cuestión. Nunca se trató de ti. Conocerte me emocionó y me ilusionó día con día, provocó en mi sensaciones que llegué a pensar que no tendría de nuevo. Llegué a despertar pensando en ti y a sonreir al recordarte. Sé que sabes lo que es eso. Pero a pesar de ello no estaba listo, mi corazón, mente y cuerpo no lograban conectarse. Cuando me alegraba por verte algo me decía que tuviera cuidado, cuando pensaba en dejarte algo me animaba a seguirte viendo. Todos los días me enfrentaba a eso.

Ha pasado algún tiempo y hoy me acordé de ti. De lo mucho que me hiciste feliz y de todo lo que vivimos. De las veces que reímos y aquellas en las que nuestras peleas terminaron en la cama. De tus sonrisas y lo bien que me hacías sentir cuando estuvimos juntos. Hoy recordé que te dejé ir porque no estaba listo.

Aunque puedas pensar que en este momento estoy tratando de recuperarte, no es así. Cuando nos conocimos yo no estaba preparado para darte lo que necesitabas, y estoy seguro de que no era nuestro tiempo. Pero la prueba de que todas las personas que se cruzan por nuestras vidas lo hacen por una razón, es esta. Es el decirte hoy que no tenías porque odiarme, que tu resentimiento es innecesario, que aunque no lo entiendas, un día verás que el que me haya alejado sirvió para que así pudieras conocer al hombre que estabas esperando.

A veces nos cuesta mucho ver que cuando alguien se va, está abriéndonos más posibilidades. Nos cerramos en un sentimiento de abandono que no nos permite percatarnos de que cuando volvamos a amar, sabremos que por algo la persona anterior no se quedó, que el universo tenía algo más para nosotros, alguien más adecuado para ti.

No espero que me agradezcas el haberme ido, lo único que quiero que sepas es que tú no fallaste, que noté cada esfuerzo que hacías, el tiempo que tomabas para estar conmigo, las ganas que tenías de que lo nuestro funcionara. Que sepas que físicamente me encantabas, que tu forma de ser me atrapaba y que tienes cualidades que pesan mucho más que los defectos, que cualquiera sería afortunado de tenerte a su lado. Cualquiera, menos yo cuando nos conocimos.

Ayer nos encontramos de nuevo después de tanto tiempo de no vernos. Pasé a tu lado y volteaste la cara sin siquiera disimular tu arraigado enojo, desviaste la mirada y a pesar de los segundos en los que pude ver tus ojos, noté aún ese coraje en tu mirada. ¿Es porque ahora estoy con alguien? ¿Por qué otro logró hacer que sí funcionara? Recuerda que nunca fue por ti, que no tenías nada malo, que no se trató de que no fueras suficiente o fueras mucho más. Sólo no estaba listo.

Si yo no era para ti, estoy seguro de que encontrarás a alguien que sí se quede. Alguien emocionalmente disponible para hacerte feliz, alguien quien sí pueda quererte como lo mereces. Hoy quiero que dejes de pensar que algo malo había en ti, que no diste suficiente, quiero que tengas la seguridad de que podrías ser el novio perfecto, siempre y cuando tu camino se cruce con la persona indicada. Que en ese momento no era yo.

Quiero que sepas que aunque pensaste que me quise más a mi por dejarte aún sabiendo lo que valías, también te estaba queriendo a ti al evitarte la pena de estar conmigo. Que si hoy soy feliz con alguien más fue por decidir alejarme, y que cuando tu piel vuelva a vibrar por otro, mi cariño por ti seguirá estando presente, porque me fui para que pudieras encontrar a ese hombre que te hiciera realmente feliz.


martes, 28 de julio de 2015

Friendzone: Clichés para mandarte a la mierda




“¿Sabes? En realidad me la paso muy bien contigo, eres un súper chavo y te mereces lo mejor; pero en este momento no estoy listo y creo que prefiero conservarte como amigo antes que arruinarlo y nos dejemos de hablar…”. ¿Te suena familiar? Si es así, mi querido lector, bienvenido a la friendzone.

A la mayoría nos ha pasado. Salimos algunas veces con alguien esperando que la química haga su chamba y quizá, sólo quizá, esta sea por fin la pareja que tanto hemos estado buscando, ese con el que vamos a compartir nuestro tiempo, cuerpo y emociones. Nos emocionamos en la primera cita, y nos emocionamos mucho más cuando planeamos una segunda, para las siguientes la atracción está al máximo; y si ya hubo más que besos entonces no sólo es tu mente y tu corazón los que se vuelven locos cada que lo ves, también tu cuerpo.

Acto siguiente: tenemos qué hablar. ¡Mierda! Todo iba bien, no había señales de que las cosas no fueran a funcionar o de que algo no estuviera en el lugar correcto. ¿Qué pasó? La realidad es que nunca lo sabremos con seguridad, podemos hacer conjeturas o hasta creer en sus motivos, pero jamás vamos a saber si son reales, puesto que es imposible descifrar verdaderamente lo que puede estar pasando por su cabeza. Por eso, hoy vamos a ver algunos de los pretextos y clichés más comunes cuando alguien te manda directito a donde te gusta.

Necesito Tiempo

¡¿Cómo para qué?! Tendrás suficiente tiempo para pensar cuando te mueras, eso seguro. Pero definitivamente esta frase es de lo más trillada cuando quieres zafarte de alguien que no te convence del todo. Nos dicen que tienen muchas cosas que pensar, que acaban de salir de una relación o que no saben lo que quieren. Y aunque suene culero, esta frase es de las que se usan cuando te diste cuenta que en efecto necesitas tiempo, pero para seguir conociendo a más vatos esperando que otro sí te haga sentir de verdad.

No eres tú, soy yo.

¡Huy! Esta viene desde tiempos ancestrales y se ha seguido esparciendo por los siglos de los siglos. ¿No eres tú? ¡Mentira! Sí eres tú, es el que no me gustes del todo, el que tienes cosas que no me laten, el que tu forma de ser y la mía no sean tan compatibles al final, el que el sexo no sea tan bueno como lo esperaba o hasta que seas tan buen partido que de miedo lastimarte. Aún con eso, sí eres tú, porque son esas peculiaridades o defectos tuyos los que lo hacen dudar.

Las relaciones no son lo mío.

¿Y te das cuenta después de haber durado varios años con alguien? ¿Después de una decena de novios? Si, es cierto que muchos pueden no estar hechos para el noviazgo, pero la convivencia se aprende, se desarrolla y se cultiva todos los días. O díganme, ¿cuántos hemos conocido a alguien que dice que las relaciones no son lo suyo y a los pocos meses termina andando con alguien más? ¡Típico! Muchas veces no es que no quieran un noviazgo, es que no lo quieren contigo.

No estoy buscando nada serio.

Esta quizá sea cliché, pero es de las más honestas que te vas a encontrar. Cuando un tipo te dice que no está buscando nada serio, automáticamente sabes que lo único que espera es un buen acostón. Sin sentimientos, sin romance, sin mensajes de texto y llamadas de buenas noches, no. Sexo, vacío y placentero sexo casual. Probablemente busque un sex friend, alguien con quien salir, pasarla bien y poder restregar los cuerpos, pero evitando la a veces molesta pregunta del “¿qué somos?”.

Sigo pensando en alguien más.

Así sea el ex, otro ligue o un amor a distancia. ¿Para qué chingados empiezas a salir con otro si tus sentimientos siguen aferrados a alguien más? La teoría de que un clavo saca a otro clavo no está chida, porque además de falsa, es dolorosa. Nadie quiere ser el clavo, a nadie le gusta que lo utilicen para olvidar a otro o que sólo lo hagan perder su tiempo. No chavos, hay que tener un poquito de madre y ser consciente de lo que hacemos, es irreal que a las 2 semanas de salir con alguien te des cuenta de que extrañas a tu ex. Eso lo sabes desde el principio, así que mejor ahórranos la pena de escuchar pretextos estúpidos.

Estoy enfocado en mi carrera.

¡Bravo! Me parece excelente que alguien sea lo suficientemente maduro y ambicioso como para dedicarse en cuerpo y alma al ámbito profesional. Y es que seamos honestos, algunas carreras son demasiado absorbentes y necesitan de un esfuerzo y entrega totales, pero siendo así… ¿Por qué ilusionas a alguien sabiendo que de momento no está en tus planes tener una relación? ¿Por no estar completamente solo? ¿Por saberte deseado y querido? No, si realmente sabes lo que quieres, dedícate a ello sin llevarte a nadie arrastrando en el camino.

Vamos muy rápido.

¡Cuidado, el elenco de Rápido y Furioso debe estar molesto porque le estamos tumbando la chamba! ¿De verdad? Ok, acepto que existen relaciones que se desarrollan muy rápido, no pasa ni un mes y ya casi viven juntos, conocen a la familia y comparten hasta la quincena. Pero nada de eso sucedería si el otro no diera pie a ello. La velocidad la van marcando los dos, y si en algún momento tú mismo pisaste el acelerador, no vengas ahora a frenar en seco cuando el otro ya está encarrerado.

Quizá no es nuestro tiempo.

Sí, nos llevamos súper bien, el sexo es bueno y la relación es linda. Pero no es el momento. ¿Entonces cuándo es? ¿Cuándo te canses de conocer a otros y se te de tu gana buscarme? El tiempo es subjetivo, y muchas veces nos excusamos con él porque no estamos listos para una relación, pero en este caso lo mejor es ser honesto y cortarlo de golpe. ¿Para qué dejar a alguien ilusionado con la esperanza de que en algún momento las cosas sucederán?

Te quiero, pero como amigos.

Hemos llegado al punto clave de la friendzone. Ese en el que después de haberte ilusionado, besado o hasta cogido, se da cuenta de que te prefiere como amigo. Sí, eres increíble, tu personalidad es maravillosa y quiere seguirte teniendo en su vida, pero no como novio. Hasta parece que en sus cabezas suena muy fácil pasar de un día para otro de ser el ligue al amigo. ¡A veces hasta cometen la estupidez de empezar a contarte a los pocos días que ya salen con alguien más! ¿Es neta?

Nadie está libre de ser mandado a la friendzone, de escuchar estos y muchos más pretextos que nos suenan a cliché y que no hacen más que ponernos a pensar que, una vez más, salimos con otro tipo como tantos que, consciente o inconscientemente sólo está jugando con nosotros. Pero aguas, que en muchas de esas ocasiones podemos darnos cuenta desde antes de que la historia terminará con alguna de estas frases, es sólo que nuestras ganas de hacerlo funcionar y de que podamos cambiar el curso nos hacen cerrar los ojos y continuar esperando a veces un milagro.


Eso, mis estimados lectores, se llama masoquismo. Y aunque podemos tener muchas ganas de encontrar a la pareja ideal, jamás lo haremos si seguimos poniendo al otro antes que a nosotros mismos y le damos la oportunidad de jugar con nuestro tiempo y sentimientos. O quizá tú, que me estás leyendo seas de los que recurren a estas trilladas frases para salir de una relación. Probablemente las aprendiste a la mala, siendo de los que las recibieron, probablemente no y sigas invicto en el juego. Pero cuidado, que hasta al mejor cazador se le va la liebre, ¿y quién sabe? A lo mejor mañana te toca, y en ese momento te invito a que recuerdes este artículo. Porque aunque te haga sentir mejor el pensar “no era yo”, recuerda que sí, no importa lo que hagas, sí eres tú.  

Mimetismo: Novios que copian a sus parejas.




Mimetismo: Habilidad que ciertos seres vivos poseen para asemejarse a otros y a su propio entorno para obtener alguna ventaja funcional. 

¿Les parece familiar? Nos es muy común asociar este tipo de comportamientos con los animales, específicamente con el camaleón; que tiene la capacidad de modificar su apariencia para engañar a los depredadores y así salvar el pellejo para seguir con vida. Pero este tipo de conducta no se da sólo en el reino animal, ¿qué es lo que sucede cuando un humano se mimetiza consciente o inconscientemente? Seamos más específicos y hablemos de las relaciones, ¿y qué cuando el mimetismo se da entre una pareja?

Vamos, que es hasta cierto punto normal que estando en una relación uno comience a adoptar actitudes del otro, costumbres, manías y hasta estilos, pero que sea común no quiere decir que también sea agradable. ¿Te ha pasado? Empiezas a salir con alguien, te gusta, le gustas, formalizan y empiezan a andar. No falta aquél al que le gusta más usar camisas que playeras, zapatos que tenis, pantalones que jeans, ¿qué pasa comúnmente cuando uno resulta mirrey y el otro pandroso? ¿Será que este tipo de combinaciones van dirigidas al fracaso?

No necesariamente, lo que sucede es que poco a poco (y a veces sin querer) vamos cambiando con el propósito de seguirle gustando al otro. ¡Por más estúpido que se escuche! Aunque creas que eres muy original, que nunca vas a dejar de ser fiel a tus ideales y a tus gustos, la verdad es que cuando te enamoras una parte de tu cerebro se apaga y lo único que ves claramente es tu deseo de estar con él. Es entonces cuando uno empieza a cambiar poco a poco. 

Que si a tu novio le gustas más sin gorra, que si te va mejor el color negro, que si le parece más sexy que uses skinny jeans o te dejes la barba… Y así empieza el mimetismo. Normalmente no nos damos cuenta, sólo va pasando. El caso es que de la noche a la mañana tú o él empiezan a verse diferente, es más, a parecerse tan cañón uno al otro que a veces llegan al grado en que aquellos que los conocen puedan decir que parecen clones. ¿Sigue siendo normal? Puede que sí, hasta puede que te guste y lo percibas como algo lindo y que los distingue como pareja, pero no siempre es así. Si bien existen muchos pros al verte similar a tu novio, existen aquellos que ven la clonación amorosa como algo aburrido y hasta cierto punto ñoño. 

Va, igual y se ven lindos, ¿pero qué pasa cuando alguno de los dos es demasiado “territorial” y egoísta? Cuando estás en una relación no es raro que uno se ponga la ropa del otro (claro está, cuando comparten la misma talla), pero cuando eres una persona celosa de tu espacio, tu tiempo y tus cosas, no existe la posibilidad de que alguien pueda usar ninguna de tus prendas, ni siquiera tu novio. 

A mi me ha pasado (pero bueno, a mí me gusta rescatar casos perdidos y convertirlos en príncipes) pero puedo decir que es en verdad molesto cuando tomas a un tipo sin estilo y al terminar resulta ser con el que todos quieren. ¿Me veo muy egoísta? Quizá, probablemente sea muy de película de adolescentes malas el decir “yo te hice”, pero la neta es que ser el responsable del éxito de otros no siempre está padre. Más cuando tu pareja no es otra cosa que un clon tuyo, uno de esos casos de mimetización tan cañona que no sólo cae en el estilo, sino también en hábitos, actitudes y pensamientos.

Pueden existir muchas opiniones en cuanto a este tema, estarán los que piensen que está cool y los que no, los que lo permitan y aquellos que hagan lo posible por evitarlo, pero el adoptar algo del otro seguirá pasando hoy y en el futuro. ¿Por qué? Tan simple como que la convivencia permanente con alguien siempre nos lleva a la reacción esponja. Absorbemos a veces sin darnos cuenta, y a veces por más que lo neguemos, terminamos diciendo frases que no nos gustaban, haciendo cosas que teníamos prohibidas, y sí, vistiendo de formas que a lo mejor no pensábamos que nos podían lucir. 

Es mucho más fácil cuando hablamos de una pareja que desde el momento en el que se encontraron compartían gustos y estilos, esos a los que llamamos twins, que se visten TAN similar y que su apariencia física es bastante parecida que lo único que podría venírsenos a la mente es que padecen de un caso severo de egolatría al relacionarse sentimentalmente con alguien demasiado parecido a ellos. ¡Todos conocemos a una pareja así!

La cosa se resume a lo siguiente: Si te gusta, hazlo, si no, dilo. Al final la comunicación es la base de cualquier relación. Así que si te molesta que tu pareja vaya adoptando estilos de vestir similares al tuyo, simplemente dile que no te late. ¿Por qué a la mayoría le da miedo hablar con la verdad? ¿Por no herir susceptibilidades? ¿Por no verse muy bitch? Vamos, que la mayoría de los homosexuales presumimos de actitudes directas y comentarios honestos… ¿Por qué no aplicarla también con tu pareja? Que el amor no te nuble, lo importante es seguir siendo fiel a lo que eres y alentar a los demás a que lo apliquen consigo mismos, con más razón si se trata de tu pareja, ese al que amas y por 
el que te preocupas. 

Si bien el mimetismo en una relación puede ser normal, lo que no es normal es estar con alguien que por completo carece de un estilo propio y que antes de ti era skate porque su ex lo era, que probó ser hipster porque salió con alguno, y mucho menos que ahora vuelva a evolucionar como Pokemon nada más porque se encuentra con una persona diferente. No sé ustedes, pero al menos yo me siento atraído por la originalidad, por el valemadrismo y por ese estilo de vida en el que no importa lo que los demás piensen, en el que lo único que importa es la comodidad personal y el hecho de que quien sea que vaya a estar contigo lo hará porque le gustas tal como eres. 

Total, si nos vamos a mimetizar, mejor que sea en la cama para que los cuerpos sean uno solo. ¿O a poco no es más rico?

martes, 23 de junio de 2015

Amores de fin de semana



Mucho se ha hablado de los amores de verano, los por mientras y aquellos que podrían durar toda la vida. Pero, ¿qué ondita con esos amores exprés? Esos de un par de días, tan intensos y chingones, como efímeros.

Quizá son esos los que mejores recuerdos nos traen, los que aún nos hacen vibrar. Y es que en estos casos siempre queda la pregunta… ¿Y cómo hubiera sido de poder durar mucho juntos? Regularmente cuando el tiempo es tan corto no hay peleas, todo está de huevos y el sexo es maravilloso (porque, no nos hagamos los santos, muchos hemos tenido sexo con alguien desde la primera cita), así que cuando termina no hay algo malo que recordar.

Nos dejan un vacío en el estómago que no podemos explicar, una mezcla de felicidad y coraje. Contento porque sucedió, y enojado porque no pueda llegar a más. ¿Y si viven en diferentes ciudades, países; o peor aún, continentes? Por más que muchos sigan creyendo que el amor a distancia es 100% posible, la realidad es que dos personas que están lejos no pueden construir una relación completa juntos. Y pasado algún tiempo los mensajes van disminuyendo, las noches intensas por Skype pararon, hasta que dejan de hablar.

Pero, ¿qué pasa cuando realmente creías que podían llegar a algo más? ¿Que después de ese fin de semana juntos iban a seguir saliendo, conociéndose, quizá enamorándose? Cuando sabes que un “romance” no va a ser duradero, el golpe al acabarse duele menos, pero cuando pones tus ilusiones en una persona que en un par de días te removió sentimientos, y de pronto se va… Ahí es donde estamos jodidos.

Nos sacamos de onda, no sabemos qué falló o porqué de repente no volvemos a saber nada de él si en ese par de días todo iba increíble, nos rompemos la cabeza tratando de descifrar la razón del repentino desinterés, pensamos y pensamos sin llegar a alguna conclusión. ¿Te suena?

En alguna ocasión conocí a un vato por Grindr, llegó a mi casa y pasamos todo el fin de semana encerrados viendo pelis, platicando, echando el drink y cogiendo cada que teníamos ganas, la química se sentía cañona y los dos estábamos contentos. Pero al momento de irse vino la confusión, le pregunté cuándo nos veríamos de nuevo y me respondió con un rotundo “mejor no”, me dio un beso y se fue. WTF?!

¿Se trata de miedo a seguir conociendo a alguien con quien se puede dar algo chido? ¿Nomás quería pasarla bien ese fin de semana? ¿Al final se habrá dado cuenta de que no le gustaba para algo más? Las preguntas que te vienen a la mente son infinitas, y lo peor de todo es que jamás tendrán una respuesta. A lo mejor muchos de ustedes no se clavan tan rápido, probablemente sean de aquellos que desaparecen, o quizá tú que me estás leyendo has pasado por algo similar y entiendes el saque de onda. El punto es que cualquiera que sea el caso, no siempre tiene que existir un perdedor.

Muchos estamos tan acostumbrados a adoptar el papel de víctimas, culpando siempre al otro, deshaciéndonos de nuestra parte responsable y buscando consuelo por “lo que nos hicieron”, pero pongámonos a pensar desde el punto más básico. Si se conocieron en Grindr es casi lógico que el pedo era casual, sin compromisos ni promesas, ¿no? Entonces, ¿para qué te ilusionas o decepcionas si al final obtuviste más de lo que realmente esperabas? Tómalo como un plus, quizá tú tenías en mente un rato de pasión y saliste con besos, risas, plática y sueños de más, pero recuerda que eso no era lo que estabas buscando, sencillamente fue un extra de la noche.

¿Muy frío? ¿Pensamiento de zorra? Probablemente, pero a veces es preferible ver las cosas de manera realista que tirarse al suelo para que lo recojan. Lo más seguro es que en unos días, semanas o meses volverás a repetir la misma historia con un tipo diferente, ¿y estás dispuesto a atacar tu mente y gastar tu energía tratando de resolver el misterio del desencanto de nuevo? No está chido cometer los mismos errores sin aprender algo de ellos, tampoco está chido que siempre esperemos más de alguien.


Conocemos bien esa frase que dice que dar es mejor que recibir, los activos estarán de acuerdo, los pasivos pensarán diferente, los inter estarán en duda; pero al final, dejando de lado el sexo y llevándola a una ideología y forma de vida, el dar sin esperar nada a cambio siempre será mejor para cualquiera, porque entonces cuando el destino decide sorprendernos encontraremos respuestas a muchas preguntas, y probablemente ya no pensaremos “¿Y cómo hubiera sido de poder durar mucho juntos?”, sino que estaremos disfrutando de tener a alguien que no tuvo miedo, y decidió sí quedarse a nuestro lado.  

martes, 12 de mayo de 2015

¿Cómo sabes que ya es tiempo de eliminar tus apps de ligue?



¡Ay, la putería! ¿Cuántos nos hemos dejado llevar por ella? ¿Quiénes no han disfrutado una, y otra, y otra, y otras tantas veces de esa rica satisfacción a veces no sólo sexual, sino también emocional que nos da el sabernos deseados por otros?

Si eres de esos que utilizan aplicaciones de ligue como Hornet, Grindr, Tinder u otras, entonces sigue leyendo. Porque en muchas ocasiones se nos cuestiona, juzga y critica por utilizarlas, se nos tacha de zorros y calientes, cuando me consta que muchos sólo son calienta huevos y nunca hacen nada; porque lo único que buscan es levantar su ego,  así como también me consta que están (¿o estamos?) aquellos que sí han recurrido a ellas para descargar el estrés del día; y por estrés ya saben a lo que me refiero.

¿Y qué pasa cuando empiezas a salir con alguien? Ya sea que lo hayas conocido por alguna de ellas o en el mundo “real”, seguramente te has encontrado con la decisión de seguir o no hablando con tipos en las apps, de seguir ligando, conociendo y  hasta cogiendo con otros… Y es que, ¿cómo o cuándo sabes que ya es momento de pararle a tu desmadre?

Spoiler alert: No existe una respuesta general y correcta a ello. Y aunque ya te dije la conclusión de este artículo, te explicaré el porqué.

Tú, que me estás leyendo, de seguro crees que las apps se deben dejar de usar en el instante en el que empiezas a salir con alguien. Tú, el otro, crees que se deben eliminar cuando ya sabes que va en serio la cosa. Tú, estás seguro que únicamente debe suceder cuando ya son novios. Y así podría seguirme de largo, con esos que piensan que no hay razón para dejar de usarlas o los que, como yo, dicen una de las verdades más grandes con respecto a mi última pregunta: Lo sabes cuando no lo sabes.

¡Neta! ¿Por qué tienes qué decidir si seguirlas usando o no? ¿Por qué taladrar tu mente buscando una respuesta a algo que es más que obvio? Y es que si algo es cierto es que si tienes ganas de seguir ligando, lo vas a hacer. Así como también si lo que quieres es ser exclusivo con alguien, entonces lo serás. Aunque el tipo con el que sales sea guapísimo, si sigues sintiendo la necesidad de conocer, acostarte o incluso salir en el mismo plan con otros, es porque él no tiene todo lo que buscas, porque no estás convencido y por mucho que te gusta, no llena por completo el placer (en general) que estamos buscando.

En el caso contrario, cuando el vato te hace sentir pleno y feliz, ni siquiera te das cuenta cuando hiciste tu última conexión en Grindr, pasas el ícono de la app en tu teléfono como si fuera cualquiera de esas que nunca abres con frecuencia y ya ni te acuerdas del tipo buenísimo con el que platicabas hasta tarde. Aquí entra el lo sabes cuando no lo sabes.

Dicen que el interés se nota. Y aunque la mayoría de nosotros tomamos la frase para referirnos al interés del otro, en lo primero que deberíamos de ponernos a pensar es en el interés propio. Escuchar a esa voz dentro de nosotros que nos indica si el tipo realmente nos llena o no. Ese interés se nota más, porque podrás engañar a otros, pero no puedes engañarte a ti.

¿En dónde está escrito que una vez pasada la primera cita con alguien ya debes de dedicar tu tiempo por completo a él? El pensar que ya porque compartieron unas horas juntos es sinónimo de “pertenencia” es absurdo, porque si nos ponemos a pensar, ni él ni nadie te pertenece, ni tú a ellos; siendo así, ¿entonces por qué hablar de “fidelidad” cuando aún ni siquiera tienen algo establecido? No se trata de que esté diciéndoles que vayan todos a andar de fáciles y calientes, no. Se trata de que cada uno somos un ente distinto, con mentalidades únicas y necesidades o deseos propios.

No puedo venir a decirles que las dejen de usar o que sigan en ellas no, esa es decisión de cada uno conforme a lo que va sintiendo y a cómo ve que avanza la convivencia con el chavo con el que salen. Lo que sí reafirmo es que muchas veces inconscientemente dejamos las aplicaciones sin darnos cuenta, porque el vato ya nos trae más locos que Britney en la década pasada. Y también inconscientemente puede que sigamos entrando a las apps y conociendo a otros hombres porque seguimos en la búsqueda del ideal, o simplemente porque pueden más las ganas de tener sexo que las de empezar una relación. ¿Cuál es tu caso?

La cuestión es simple, nadie puede juzgar o decirte qué hacer o cómo hacerlo, el único que sabe cuándo y porqué parar es uno, lo sabes cuando no lo sabes, pero aún así, recuerda que todos somos el resultado de nuestras propias decisiones, no hay buenas ni malas, sólo decisiones. Así que si eres de los que ya sabe con seguridad qué es lo que quiere, sigue en tu camino hacia ello sin meter la pata, ni a otros ni especialmente a ti mismo, porque en el proceso podrías lastimar a muchos, y podrías lastimarte a ti mismo.


Y mi último mensaje a todos esos que satanizan y casi nos crucifican a los que usamos ese tipo de aplicaciones… ¡relájense! Y tampoco se las den de muy dignos, porque hasta donde tengo entendido, nadie deja de usar Instagram, Facebook o Twitter cuando inicia una relación, y créanme que en esas redes se liga a veces mucho más que en las hechas específicamente para eso. Muros vemos, bandeja de inbox no sabemos. 

En busca del gay perfecto...



¿Existe el hombre perfecto? Por mucho tiempo hemos crecido con la idea de que nuestra pareja “perfecta” está por ahí en algún lado (otra ciudad, a la vuelta de la esquina, o quizá en Grindr, Hornet o Tinder), que ese tipo con el que tanto has soñado también te está buscando a ti, y que un día sus caminos se cruzarán, se mirarán a los ojos y serán felices para siempre.

Dicho esto, les contaré que desde hace varios meses veo rolar una imagen en redes que enlista las cualidades que debe tener el gay perfecto. Algunas de ellas: guapo, que vaya al gym, que gane buena lana, alto, piel blanca, no obvio, muy sexual y que se vista bien. Sólo por mencionar unas cuantas. La neta se imaginarán que me he reído demasiado cada vez que la veo. ¿Es neta?

¿Qué es la perfección? ¿Acaso todas las “cualidades” mencionadas anteriormente hacen a alguien perfecto? Partiendo de esas bases, entonces estamos diciendo que un vato que mide menos de 1.80 no es perfecto, que el moreno tampoco lo es, ni el flaco, el de clase media, el fachoso y hasta el frígido. Tanta superficialidad me da miedo.

Es cierto que la perfección existe, pero ¿por qué la basamos de acuerdo a los estándares y normas impuestos por la sociedad, la televisión, las películas o los que nos rodean? Siempre pasa, te gusta un chavo y algunos te dirán que no es guapo y que puedes conseguirte algo mejor, porque su definición de belleza es diferente. Tanto la perfección, como la belleza, se encuentran en nuestra mente, en la ideología de cada uno, en eso que nos hace diferentes y únicos, la perfección existe, sí, pero tú la creas conforme vas aprendiendo, experimentando y conociendo.

En mi círculo social personal existe de todo, desde el amigo al que le gustan los chacales, el que siempre anda con mirrreyes, al que le gustan pandrosos, el que tiene predilección por los de piel morena, hasta aquél que se siente en extremo atraído por los chavos gorditos. Puede que muchas veces no estemos de acuerdo con los ligues de los demás, que pensemos que están locos o muy necesitados para terminar con alguien que “no les va”, pero siempre hemos respetado los gustos de los otros, porque cada uno piensa diferente, porque sabe lo que le atrae y principalmente, porque sabemos que la belleza es subjetiva.

Tan subjetiva que un día puedes encontrar hermoso a un tipo rubio, alto, de ojos de color y piel bronceada, y a los tres meses encontrarte babeando por un wey bajito, delgado, de piel morena y oscura mirada, que te hace reír todo el tiempo y te pone más nervioso que una entrevista de trabajo. ¿Me explico? Si bien es cierto que la belleza física es medible y notoria, la perfección en cuanto a ello sigue siendo debatible. ¿Quién no se ha sentido al menos un poco feo hojeando revistas y viendo a los modelos de calzones? ¿Quién no ha pensado que existen chavos mucho más guapos que se llevan toda la atención de los demás? Es común, es normal, pero no está bien.

Aunque siempre exista un referente de la belleza y perfección masculina, el referente más importante eres tú mismo. Así de fácil, ¿te parece difícil? Lo es, pero no es imposible llegar a gustarte tal y cómo eres, verte al espejo y sentir seguridad, una seguridad impulsada por ti mismo, no por la tele, no por los anuncios, no por los modelos o tipos buenísimos en Instagram, menos por las estúpidas imágenes y artículos que miles comparten todos los días en sus redes sociales.

Hablando del gay perfecto, es igual de irónico pensar que tan siquiera existe. Por ejemplo yo, puedo no sentirme atraído por alguien con sobrepeso o por uno de esos a los que llamamos “jotitas”, pero eso no cambia el hecho de que ellos, yo, o cualquier otro, son perfectos a su manera, y aunque quizá no lo sean para mis gustos, seguro lo serán ante la mirada de alguien más. Así es como funciona esto. En el mundo homosexual nos manejamos muchas veces con una superficialidad bizarra y hasta ridícula, poniendo en altares a tipos de buenos cuerpos y caras lindas, rechazando a aquellos muy obvios y a los que “socialmente” podríamos considerar feos.

Solemos ser tan idiotas como para estar siempre detrás del tipo “soñado” y quejándonos de que nadie nos pela, sin darnos cuenta de que si miramos hacia los lados, y con una mentalidad un poco más abierta, quizá exista alguien cercano que si bien no reúne todos los (a veces estúpidos) requisitos que pedimos en alguien, probablemente tenga los más importantes.

Hace algunos años yo era de esos superficiales que vivía mamoneándose por todos lados, creyendo que podía tener al vato que quisiera y que era del tipo de cualquiera, vamos, que no había wey que me pudiera decir que no (así de pendejo). La cosa cambió cuando me gustó demasiado alguien, un tipo canadiense en extremo varonil, guapo y con cuerpo de concurso. Y aunque me dijo que era muy atractivo y físicamente le gustaba demasiado, no quería nada conmigo porque no era su tipo, a él le gustaban jotitas, obvias y muy muyertz.  ¡TRAZ!

A partir de ahí empecé a cuestionarme la belleza, la perfección y mi forma de ver la vida. Empecé a aceptar que no era tanto como me creía, pero al mismo tiempo aprendí a quitar barreras y a aceptarme y gustarme tal y como soy, ya sin pantallas, sin pretensiones, desde el lado humilde y honesto. Aprendí que no existe hombre ni gay perfecto como tal, pero que algún día llegará ese tipo que ante mis ojos sea perfección, aunque ante los demás sea probablemente otra equivocación.

Ya para cerrar voy a decir sólo una cosa más: Si estás en busca del hombre gay perfecto, párate frente a un espejo y sonríe, porque ahí lo habrás encontrado. 

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Qué onda con el "Daddy Issue"?


 
La gente juzga. Siempre. No importa lo que hagas, bueno o malo, correcto o incorrecto, por amor o por simples ganas, el punto es que siempre habrá alguien que exprese su opinión inclusive cuando nadie se la ha pedido.

Hace algunos años estuve en una relación con un hombre 30 años mayor que yo, y aunque muchos no lo crean la única razón que tuve para estar con alguien que bien podría haber sido mi padre, fue el amor. ¿Ya empezaste a juzgar o me estás dando el beneficio de la duda? Vale, para que tengas todos los datos, el tipo también se pudría en dinero, era un señor demasiado guapo, con un cuerpo cuidado y estético, rematando con un par de ojos azules tan intensos que podían derretir a cualquiera en segundos. Pero si he de ser honesto, nada de eso me importaba. Empezamos a conocernos como amigos, saliendo a cenar, desvelándonos en pláticas interminables de cine, literatura, música, países, familia… Y así fue como me enamoré.

La mayoría de ustedes no me conoce, pero aquellos que sí o que me han leído constantemente, saben que más que la edad, el dinero o el físico, lo que a mí me llega y me atrae en una persona es su mente, la inteligencia, un nivel de conocimiento mayor al “normal” y una sonrisa linda. ¡Ay qué cursi!

Al principio fui el chichifo, el interesado, la zorra que se acostaba con el señor por su dinero, por estatus social y regalos. Fui objetivo de interminables comentarios y de miradas juiciosas, aunque estoy seguro de que muchas de ellas fueron por envidia, otras tantas eran por molestia. ¿Acaso existe un reglamento en el que se especifique que uno debe amar a alguien dentro de un rango de edad específico? ¿Por qué siempre que alguien está en una relación en donde la diferencia de edades es muy notoria, tiene que ser porque uno está sacando provecho del otro?

Como hombres homosexuales (y se da en muchas mujeres también) a veces estamos sujetos a padecer eso que comúnmente se conoce como Daddy Issues. Un término actual que tiene su origen en la teoría de Carl Jung El Complejo de Electra, en el que estipula que alguien (en el caso de Jung explicado con mujeres) se siente atraído sexualmente por hombres de edad mayor, buscando la atención que no le fue dada por su padre. Y aunque en muchos casos puede resultar cierto, en otros tantos también se debe a que es la sociedad la que ha puesto este sobrenombre a actitudes o gustos de este tipo.

Se dice que alguien con Daddy Issues tiende a ser sexualmente agresivo. De esos que arrastran al ligue a la habitación en la primera cita con el fin de impresionarlo con sus dones sexuales, que ni siquiera preguntan, toman lo que quieren y están buscando. Por otro lado, un tipo que coquetea constantemente con más de un hombre también puede ser parte de aquellos que consciente o inconscientemente tienen asuntos sin resolver con su padre. Cuando alguien “liga” en exceso, se debe a una gran falta de atención y al disfrute de ser objeto de tensión sexual con extraños, muchas veces ni siquiera tiene que gustarle el tipo con el que coquetea, mientras logre captar su atención. ¡Suena TAN común!

¿Eres de esos que no quiere separarse de su pareja ni un solo momento? ¿De los que desearía que no fuera a trabajar con tal de quedarse todo el día contigo? ¡Aguas! Este es uno de los comportamientos más identificables de alguien con Daddy Issues. Es lógico que todos queremos vivir bien, una pareja que nos ame y que nos cuide (y a la cual cuidar, en el caso de muchos de nosotros) y por supuesto un estilo de vida decente, pero alguien con problemas inconclusos de familia querrá todo lo anterior en exceso.

¿Te suena? Quizá inconscientemente has estado buscando algo que te faltó durante la infancia, a lo mejor no es eso, quizá únicamente sientes atracción por alguien más maduro, centrado, estable y no tan estúpido como los chavos de tu edad, cualquiera de las opciones es válida. Lo que no es válido es que la gente siga juzgando únicamente basándose en una teoría que si bien no es del todo errónea, ha contribuido en extremo a que cualquier actitud que ella describe sea catalogada como tal.

En lo personal puedo decir que sí tengo bastantes Daddy Issues, pero en ningún momento he dejado que mis problemas de niñez interfieran con mi vida amorosa. ¿Por qué siempre tiene que ser como la ciencia lo dicta? ¿Acaso no es uno mismo el que decide cómo y de qué manera lleva las riendas de su vida amorosa y sexual? Es muy cierto que muchos chichifos sólo están buscando alguien a quien sacarle provecho, que los mantenga y les simplifique la vida a cambio de unos buenos acostones, pero también es cierto que no todos los casos son iguales.

Que si tiene dinero, es por interés. Si no tiene ni un peso, es por atención. Si está demasiado guapo, es por el sexo, el caso es que siempre habrá una opinión para todo y nadie estamos exentos de ello. Total, sea cual sea tu motivación para estar con alguien mayor, ¿a quién le importa? ¿Te hace feliz? ¡Pues que te valga! Como dicen por ahí, hay muchas personas a las que ningún chile les acomoda, que nomás están viendo a quien critican y juzgando lo que hacen. Y si eres de ese tipo de personas que habla, pero se queja de que hablen de uno, entonces mejor ni te quejes, que la hipocresía nunca estará de moda.

¿Te preocupa que nadie va a estar de acuerdo? ¿Las burlas? Recuerda a Madonna en Papa Don’t Preach, rola en la que sabía que estaba cometiendo algo que todos verían como un error, que los papás no iban a estar de acuerdo, que los amigos rechazaban, pero en ningún momento habla de duda, de miedo o de inseguridad, ¡al contrario! Está más que decidida a seguir adelante. Quizá sí hayan algunos con asuntos personales sin resolver, pero nadie dijo que el tener Daddy Issues fuera malo. Existen formas de sobrellevarlo, de controlar los impulsos y actuar con más cautela y echándole coco, pero ¿tiene algún caso? No para mí, mientras la gente sea feliz y disfrute cada momento de su vida, ¡qué hagan lo que quieran! Equis, somos chavos.