sábado, 28 de marzo de 2015

¿Qué onda con el "Daddy Issue"?


 
La gente juzga. Siempre. No importa lo que hagas, bueno o malo, correcto o incorrecto, por amor o por simples ganas, el punto es que siempre habrá alguien que exprese su opinión inclusive cuando nadie se la ha pedido.

Hace algunos años estuve en una relación con un hombre 30 años mayor que yo, y aunque muchos no lo crean la única razón que tuve para estar con alguien que bien podría haber sido mi padre, fue el amor. ¿Ya empezaste a juzgar o me estás dando el beneficio de la duda? Vale, para que tengas todos los datos, el tipo también se pudría en dinero, era un señor demasiado guapo, con un cuerpo cuidado y estético, rematando con un par de ojos azules tan intensos que podían derretir a cualquiera en segundos. Pero si he de ser honesto, nada de eso me importaba. Empezamos a conocernos como amigos, saliendo a cenar, desvelándonos en pláticas interminables de cine, literatura, música, países, familia… Y así fue como me enamoré.

La mayoría de ustedes no me conoce, pero aquellos que sí o que me han leído constantemente, saben que más que la edad, el dinero o el físico, lo que a mí me llega y me atrae en una persona es su mente, la inteligencia, un nivel de conocimiento mayor al “normal” y una sonrisa linda. ¡Ay qué cursi!

Al principio fui el chichifo, el interesado, la zorra que se acostaba con el señor por su dinero, por estatus social y regalos. Fui objetivo de interminables comentarios y de miradas juiciosas, aunque estoy seguro de que muchas de ellas fueron por envidia, otras tantas eran por molestia. ¿Acaso existe un reglamento en el que se especifique que uno debe amar a alguien dentro de un rango de edad específico? ¿Por qué siempre que alguien está en una relación en donde la diferencia de edades es muy notoria, tiene que ser porque uno está sacando provecho del otro?

Como hombres homosexuales (y se da en muchas mujeres también) a veces estamos sujetos a padecer eso que comúnmente se conoce como Daddy Issues. Un término actual que tiene su origen en la teoría de Carl Jung El Complejo de Electra, en el que estipula que alguien (en el caso de Jung explicado con mujeres) se siente atraído sexualmente por hombres de edad mayor, buscando la atención que no le fue dada por su padre. Y aunque en muchos casos puede resultar cierto, en otros tantos también se debe a que es la sociedad la que ha puesto este sobrenombre a actitudes o gustos de este tipo.

Se dice que alguien con Daddy Issues tiende a ser sexualmente agresivo. De esos que arrastran al ligue a la habitación en la primera cita con el fin de impresionarlo con sus dones sexuales, que ni siquiera preguntan, toman lo que quieren y están buscando. Por otro lado, un tipo que coquetea constantemente con más de un hombre también puede ser parte de aquellos que consciente o inconscientemente tienen asuntos sin resolver con su padre. Cuando alguien “liga” en exceso, se debe a una gran falta de atención y al disfrute de ser objeto de tensión sexual con extraños, muchas veces ni siquiera tiene que gustarle el tipo con el que coquetea, mientras logre captar su atención. ¡Suena TAN común!

¿Eres de esos que no quiere separarse de su pareja ni un solo momento? ¿De los que desearía que no fuera a trabajar con tal de quedarse todo el día contigo? ¡Aguas! Este es uno de los comportamientos más identificables de alguien con Daddy Issues. Es lógico que todos queremos vivir bien, una pareja que nos ame y que nos cuide (y a la cual cuidar, en el caso de muchos de nosotros) y por supuesto un estilo de vida decente, pero alguien con problemas inconclusos de familia querrá todo lo anterior en exceso.

¿Te suena? Quizá inconscientemente has estado buscando algo que te faltó durante la infancia, a lo mejor no es eso, quizá únicamente sientes atracción por alguien más maduro, centrado, estable y no tan estúpido como los chavos de tu edad, cualquiera de las opciones es válida. Lo que no es válido es que la gente siga juzgando únicamente basándose en una teoría que si bien no es del todo errónea, ha contribuido en extremo a que cualquier actitud que ella describe sea catalogada como tal.

En lo personal puedo decir que sí tengo bastantes Daddy Issues, pero en ningún momento he dejado que mis problemas de niñez interfieran con mi vida amorosa. ¿Por qué siempre tiene que ser como la ciencia lo dicta? ¿Acaso no es uno mismo el que decide cómo y de qué manera lleva las riendas de su vida amorosa y sexual? Es muy cierto que muchos chichifos sólo están buscando alguien a quien sacarle provecho, que los mantenga y les simplifique la vida a cambio de unos buenos acostones, pero también es cierto que no todos los casos son iguales.

Que si tiene dinero, es por interés. Si no tiene ni un peso, es por atención. Si está demasiado guapo, es por el sexo, el caso es que siempre habrá una opinión para todo y nadie estamos exentos de ello. Total, sea cual sea tu motivación para estar con alguien mayor, ¿a quién le importa? ¿Te hace feliz? ¡Pues que te valga! Como dicen por ahí, hay muchas personas a las que ningún chile les acomoda, que nomás están viendo a quien critican y juzgando lo que hacen. Y si eres de ese tipo de personas que habla, pero se queja de que hablen de uno, entonces mejor ni te quejes, que la hipocresía nunca estará de moda.

¿Te preocupa que nadie va a estar de acuerdo? ¿Las burlas? Recuerda a Madonna en Papa Don’t Preach, rola en la que sabía que estaba cometiendo algo que todos verían como un error, que los papás no iban a estar de acuerdo, que los amigos rechazaban, pero en ningún momento habla de duda, de miedo o de inseguridad, ¡al contrario! Está más que decidida a seguir adelante. Quizá sí hayan algunos con asuntos personales sin resolver, pero nadie dijo que el tener Daddy Issues fuera malo. Existen formas de sobrellevarlo, de controlar los impulsos y actuar con más cautela y echándole coco, pero ¿tiene algún caso? No para mí, mientras la gente sea feliz y disfrute cada momento de su vida, ¡qué hagan lo que quieran! Equis, somos chavos.   

lunes, 23 de marzo de 2015

A los que les urge encontrar novio...



¿Conoces a alguien que siempre se esté quejando porque no encuentra un hombre que valga la pena? Peor aún, ¿eres tú de esos que pasan los días esperando a que un tipo por el que sientas atracción la sienta también por ti? No nos hagamos weyes, la neta es que muchos de nosotros hemos pasado por esas etapas en las que simplemente deseas enamorarte, conocer a alguien que pueda iluminar nuestras mañanas y destender nuestras camas por las noches.

Espera, que no se trata de esos casos en donde estás urgido por encontrar al amor de tu vida, sino en uno de aquellos en donde quieres empezar a conocer a alguien, gustarse, convivir y dejar que las cosas fluyan para ver qué sucede más adelante. Y bueno, la verdad es que tras salir con varios, acostarse con otros cuantos y quedar harto de muchos, cuando llega por fin un hombre que te mueve el tapete, las cortinas y hasta las almohadas, se convierte en el momento de oro que tanto estabas esperando.

La ilusión vuelve a tu vida, el mundo toma un color más chingón y todos los días despiertas con una sonrisa, te empiezas a enamorar y sientes como las jodidas mariposas van haciendo su nido entre tus tripas. ¿Recuerdas qué tipo de novio querías y cómo decías que ibas a cuidar y trabajar en la relación una vez que encontraras a alguien que EN SERIO valiera la pena? Y de repente… ¡CHÍNGALE! Inconscientemente la empiezas a cagar.

¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?! Ya conociste a un tipo que sí te quiere, que te cuida, que te valora, y en menos de lo que empezaron los memes tras la caída de Madonna ya estás metiendo tu cabeza en la guillotina del amors. Por mucho tiempo pensé que era simple estupidez sin sentido, pero he llegado a la conclusión de que cuando esas cosas suceden, no sólo son producto de la inseguridad, sino un indicativo más de que la neta ese wey te gusta un chingo.

¿No me creen? Cuando alguien no te gusta no lo celas, cuando de plano no sientes nada no te importa si te escribe o no, y cuando definitivamente no te interesa te vale tres kilos de verga de mono africano si no se ven por semanas. Cuando eres un tipo con tendencias a la inseguridad, los celos y el drama, el que te guste alguien demasiado es equivalente al alcohol para los adictos rehabilitados, por más que te empeñes en cuidar la relación y diario te propongas no arruinarla, la tentación está ahí cada que tarda en contestar un mensaje, cuando te dice que saldrá con amigos, y mucho más cuando no responde a tus llamadas. Poco a poco vamos echándole un montón más de tierra a nuestro cuerpo, hasta que es uno mismo el que se entierra y no sólo se impide respirar, sino que también le corta el aire al otro… Hasta que te mandan a la mierda.

Pero la moneda tiene dos caras. ¿Qué es lo que pasa cuando eres tú el que pone todo de sí mismo, el que cumple con su parte del trato y es la otra persona la que demuestra no estar en la misma sintonía? Seamos más claros, hablemos de cuando tu ligue/novio o como le quieras llamar también estaba entusiasmado con la idea estar juntos y de repente se da cuenta de que quizá no está listo para tener algo formal, para cambiar su libertad por el compromiso, para dejar de salir con otros y estar sólo con uno. ¡Pasa más seguido de lo que parece! A veces por más que  te guste alguien y empieces a tener sentimientos, el sentir que vas perdiendo tu libertad se convierte en miedo, y el miedo se convierte en distancia. Poco a poco deja de llamar, de responder, de verte. Su mente y cuerpo empiezan a dudar de seguir adelante y no le queda más que evitarte para no lastimarte. ¿Pero acaso eso no lastima más que la verdad?

Todos sabemos que ninguna relación es perfecta, que un noviazgo es algo en lo que se tiene que trabajar día con día, que si bien muchas veces las cosas pueden salir mal, que nos pueden lastimar o podemos lastimar a alguien, la cuestión no está en ver siempre el lado oscuro de la luna, sino en enfocarse en la parte brillante que hay en ella. No está padre andar por la vida con el vestido de novia en la mochila, mucho menos navegar con bandera de soltero empedernido, pero tampoco está padre que si llega la oportunidad de ser felices con alguien que también quiere lo mismo, lo desaprovechemos ya sea porque nuestras inseguridades personales empiezan a jugar con nuestra mente, o porque de repente nos demos cuenta de que “dice mi mamá que siempre no” y eso no era lo que queríamos. Alguna vez alguien me dijo que todo está basado en la verdad, y que siempre que ésta exista, una relación puede sobrevivir a cualquier cosa.

No vayas por la vida rogando amor a nadie, no despiertes esperando que cualquier tipo que te cruzas pueda ser el hombre que va a cambiar tu destino. Total, lo que tenga que ser será, y así como el universo conspira para quitarnos personas del camino, también lo hace para poner a las correctas en el momento indicado. Y si ya lo conociste, o lo conoces próximamente, toma en cuenta que no es el amor lo que sustenta una relación, es el modo de relacionarse lo que sustenta el amor.


¡Ay, qué cursi! Pero qué cierto.