martes, 30 de septiembre de 2014

Los mitos alrededor de las vestidas (Parte 1)


¿Qué es lo que la mayoría sabemos y pensamos de las “vestidas”? Que son hombres tratando de ser mujeres, que muchas de ellas se prostituyen, que la GRAN mayoría se visten de forma vulgar, son agresivas, rudas y a veces dan tanto miedo que lo único que uno quiere es tenerlas de lejos. ¿Tú no las ves de esa forma?

Y es que la neta, ¿qué son? Muchas veces uno no sabe si referirse a ellas como hombre o mujer, si un simple comentario las va a ofender o siquiera si ellos mismos se asimilan completamente como parte del sexo femenino. ¿Ven? En sólo dos líneas tuve que utilizar ambos géneros por la falta de contacto e información que durante muchos años ha existido en mi vida acerca de esos seres de la vida nocturna que (debo decir) pareciera que tienen muchos más huevos que uno al atreverse a salir a la calle en tacones, falda y peluca sin importarles el qué dirán o si la gente va a juzgarlas o mentarles la madre.

No es mentira, en los casi 10 años que tengo desde que acepté mi homosexualidad y empecé a frecuentar antros gay, sólo dos veces en mi vida he tenido contacto con un hombre travestido, la primera porque en una fiesta uno de mis amigos me presentó a uno aprovechándose de mi ebriedad, por lo que no tuve más remedio que saludar y retirarme hacia otro lado mucho más lejano. Dime mamón e intolerante, pero la neta no me pasaba por la mente tener una amistad con alguien “así”.
La segunda fue mucho más graciosa, y un tanto humillante. Imagínate salir un par de veces con un tipo guapísimo, tan guapo que podrías jurar que los dioses tallaron su cara  a la perfección y rompieron el molde. El tipo se muere por ti, tú por él y todos felices, hasta que de repente deja de llamarte y no sabes nada de él por casi un mes. ¿Qué pasó? Que tiempo después voy de antro con mis amigos, y para no perder la costumbre y obedeciendo al ebrio que muchos llevamos dentro me dirigí a la barra por un trago, cuando sorpresivamente me atiende una vestida demasiado sonriente y un tanto nerviosa. Y su cara me parecía MUY familiar…

¿Le atinaste? Imagínate mi impresión y decepción al darme cuenta de que todo ese tiempo Pepito se moría por ser Pepita (literal) y que ahora tenía frente a mí a una hermosa mujer… ¡Mierda! Creo que los testículos se me fueron a la garganta y ni siquiera pagué mi trago con tal de alejarme de ahí tan rápido como me fuera posible. Aunque si algo bueno salió de todo eso fue el después saber que “Pepito” no me había dejado porque no le gustara, sino porque sabía que no querría estar con él teniendo planes de dejar salir su verdadero yo. Y obviamente tenía razón.

Estoy seguro de que mi impresión acerca de las vestidas, al igual que la de muchos, es más negativa que positiva. Las excluimos, las rechazamos y muchas veces hasta insultamos sin siquiera conocer bien qué es lo que pasa con ellas, qué hay en su mente, qué es lo que sienten con su cuerpo y su personalidad que las lleva a pasar por esa transición. Es por eso que me di a la tarea de tratar de averiguarlo, si bien no tanto por el morbo de escribir acerca de ellas, sí por el reto personal de ir dejando atrás esa intolerancia hacia otras personas homosexuales de comportamiento diferente que nos caracteriza.

Sobra decir que ya me eché todas las temporadas de RuPaul’s Drag Race encontrándolas adictivas, divertidas y hasta ganas me dieron de tener una amiga drag. ¿A poco no sintieron lo mismo todos los que han visto el programa? Otros más hasta han tenido ganas de sacar su vestida interior y ser toda una “panther on the runway”, pero verlas en un show en televisión no es lo mismo que sentarte en un café a las 4 de la tarde a platicar con una de ellas, (mandando a la mierda ese temor a que te vean en público a plena luz del día y que puedan pensar que estás contratando una prostituta).

Por eso en esta primera parte les quise contar mi forma de pensar, mis temores al respecto, mis experiencias, pero de lo que estoy seguro es de que una parte de mi se muere de ganas por tomar ese café, por preguntar, por platicar con una dispuesta a hablar sin pretenciones o manteniendo ese escudo de fuerza que tanto las caracteriza, siendo ella, o él, o lo que sea, pero sin otra máscara más que la que implica el maquillaje. Y el resultado de esa charla será la segunda parte de este artículo que probablemente pueda ayudarnos a mejorar la imagen que muchos tenemos acerca de ellas, o probablemente no.


Pero si de algo estoy seguro es de que no todos los que se visten quieren ser mujeres, no todas son vulgares y no todas son prostitutas, o al menos eso quiero creer. Ya lo comprobaré y les contaré lo sucedido. Pero por esta semana y sin conocer más aún… Lo siento queridas, pero todas ustedes están nominadas para la eliminación. The time has come, for you to lipsync… for your life! 

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