miércoles, 10 de septiembre de 2014

Sexting: Todos le entramos al encuere.


 Venga, que levante la mano aquél que jamás haya enviado fotos comprometedoras o videos de esos que denominan XXX…  Aunque no puedo ver quiénes lo hacen o no, puedo asegurar que son extremadamente pocos los que nunca han intercambiado ese tipo de material con alguien por Whatsapp o en el chat de Facebook.

Sí, sí, algunos cuántos se las van a dar de muy santos y a llenarse la boca diciendo que ese tipo de cosas son para la gente “zorra” y que la educación que recibimos en casa tiene mucho qué ver con nuestro comportamiento tanto en redes sociales como en privado. Y a esos sólo puedo decirles: ¡Párenle a su mame! La realidad es que aunque sí, la educación tiene mucho qué ver con nosotros mismos, poco tiene qué ver con la libido, el morbo o la calentura. ¿O qué? ¿También van a decir que sus papás los enseñaron a tener relaciones sexuales para hacerlo de forma bonita y adecuada?

El intercambio de fotos y videos eróticos no es nada nuevo, nada que no se haya hablado ya en otros lados o que se desconozca. La diferencia al día de hoy es que con el auge de las redes sociales y la rapidez con la que un mensaje puede ser esparcido, lo mismo puede llegar a suceder con el material de contenido privado que le enviamos a alguien. Tan pronto como se crea un nuevo trending topic en Twitter esas fotos pueden llegar a cualquier lugar. Y aquí es donde seguramente empezarán a pensar que por eso hay que tener mucho cuidado y ser selectivos con la gente a la que se las mandamos. ¡Por favor! Estoy seguro de que esos con los que lo has hecho no son tus “amigos” o alguien a quien puedas llamar “de confianza” al primer momento. No, la mayoría hemos mandado fotos a alguien que ni siquiera conocemos o a quien apenas hemos visto algunas veces. No le vengan a mentir a Pinoccio.

Si bien para muchos puede llegar a ser un infierno el que ese tipo de material se haga público, para otros ha resultado más que favorecedor. Claro, si eres de esos llamados “pito chico” lo único que puedes esperar es que te tomen como burla y que la mayoría de los comentarios sean demasiado deprimentes, porque quien sea que haya publicado tus fotografías no lo hizo con el propósito de alabarte, créeme.
En cambio, cuando se tiene una herramienta de buen ver, lo que sucede es todo lo contrario. Muchos hasta vamos a agradecer que las hayan subido y querremos ver más, saber a quién pertenece y otros hasta ofrecérsele peor que comerciantes en el mercado ofrecen la fruta en oferta. Y aquí aunque el propósito haya sido “humillar” o hacer quedar al susodicho como una golfa, curiosamente el resultado es totalmente diferente.

¿Cuál es el beneficio de “quemar” a otra persona? ¿Les brinda satisfacción hacerlo? ¿Por? No puedo imaginarme la cantidad de rencor y el ardor que existe en la mente de ese tipo de gente, al grado de creer que tienen cierto “poder” sobre alguien al publicar algo tan íntimo. La verdad aquí es que ese poder es inexistente, esa adrenalina y furor que sienten cuando lo hacen desaparece tan rápido como llegó, ¿por qué? Porque aunque logren su objetivo lo único que hicieron fue ponerse a ustedes en un nivel inferior dándole a la otra persona una importancia mucho mayor a la que se dan a sí mismos. ¿Entonces quién tiene el poder? ¿Aquél que publica las fotos y videos o aquél que es tan importante como para provocar odio o satisfacción?

¡Vamos! ¿En verdad es tan grave que otros puedan llegar a verte desnudo? Sí, que tu familia llegue a ver fotos de su “muchachito” en pelotas puede ser vergonzoso, pero te aseguro que no es nada nuevo para ellos. ¿Cuál es el problema? Todos tenemos lo mismo aunque en diferentes tamaños, colores, grosores y formas, a fin de cuentas el cuerpo es el cuerpo y aunque para muchos sea cuestión de morbo, para otros nos es indiferente si lo enseñan o no.

Dudo mucho que la gente vaya a dejar de tomarse fotos hot o videos mientras se masturban, dudo más que dejen de enviarlos cada que se les de la gana. ¿Y tiene algo de malo? No. Lo malo es que las personas se espanten cuando lo llegan a ver, que se den aires de santidad cuando no existe diferencia entre ver fotos de desnudos profesionales o fotos del vecino encuerado. Que te llamen zorra o fácil por haberlo hecho. Y bueno… Si sí eres zorra, ¿qué? Cada quién elige qué hace, con quién y cuándo, para eso todos tenemos un cuerpo y la decisión de cómo usarlo. ¡A juzgar y dárselas de castos a otra parte!


¿Todavía te da miedo que alguien pueda hacer pública una foto tuya al desnudo? Va, pero recuerda una cosa: No hay publicidad mala, y a menos de que tengas algo de que avergonzarte o de lo cuál no estar orgulloso, algunos podemos decir que nos vale porque si nos llegara a pasar podríamos demostrar que nuestros padres tuvieron la delicadeza y atención de hacernos hasta los genitales bonitos y atractivos. 

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