La gente juzga. Siempre. No importa lo que hagas, bueno o
malo, correcto o incorrecto, por amor o por simples ganas, el punto es que
siempre habrá alguien que exprese su opinión inclusive cuando nadie se la ha
pedido.
Hace algunos años estuve en una relación con un hombre 30
años mayor que yo, y aunque muchos no lo crean la única razón que tuve para
estar con alguien que bien podría haber sido mi padre, fue el amor. ¿Ya
empezaste a juzgar o me estás dando el beneficio de la duda? Vale, para que
tengas todos los datos, el tipo también se pudría en dinero, era un señor
demasiado guapo, con un cuerpo cuidado y estético, rematando con un par de ojos
azules tan intensos que podían derretir a cualquiera en segundos. Pero si he de
ser honesto, nada de eso me importaba. Empezamos a conocernos como amigos,
saliendo a cenar, desvelándonos en pláticas interminables de cine, literatura,
música, países, familia… Y así fue como me enamoré.
La mayoría de ustedes no me conoce, pero aquellos que sí o
que me han leído constantemente, saben que más que la edad, el dinero o el
físico, lo que a mí me llega y me atrae en una persona es su mente, la
inteligencia, un nivel de conocimiento mayor al “normal” y una sonrisa linda.
¡Ay qué cursi!
Al principio fui el chichifo, el interesado, la zorra que se
acostaba con el señor por su dinero, por estatus social y regalos. Fui objetivo
de interminables comentarios y de miradas juiciosas, aunque estoy seguro de que
muchas de ellas fueron por envidia, otras tantas eran por molestia. ¿Acaso
existe un reglamento en el que se especifique que uno debe amar a alguien
dentro de un rango de edad específico? ¿Por qué siempre que alguien está en una
relación en donde la diferencia de edades es muy notoria, tiene que ser porque
uno está sacando provecho del otro?
Como hombres homosexuales (y se da en muchas mujeres también)
a veces estamos sujetos a padecer eso que comúnmente se conoce como Daddy Issues. Un término actual que
tiene su origen en la teoría de Carl Jung El
Complejo de Electra, en el que estipula que alguien (en el caso de Jung
explicado con mujeres) se siente atraído sexualmente por hombres de edad mayor,
buscando la atención que no le fue dada por su padre. Y aunque en muchos casos
puede resultar cierto, en otros tantos también se debe a que es la sociedad la
que ha puesto este sobrenombre a actitudes o gustos de este tipo.
Se dice que alguien con Daddy
Issues tiende a ser sexualmente agresivo. De esos que arrastran al ligue a
la habitación en la primera cita con el fin de impresionarlo con sus dones
sexuales, que ni siquiera preguntan, toman lo que quieren y están buscando. Por
otro lado, un tipo que coquetea constantemente con más de un hombre también
puede ser parte de aquellos que consciente o inconscientemente tienen asuntos
sin resolver con su padre. Cuando alguien “liga” en exceso, se debe a una gran
falta de atención y al disfrute de ser objeto de tensión sexual con extraños,
muchas veces ni siquiera tiene que gustarle el tipo con el que coquetea,
mientras logre captar su atención. ¡Suena TAN común!
¿Eres de esos que no quiere separarse de su pareja ni un solo
momento? ¿De los que desearía que no fuera a trabajar con tal de quedarse todo
el día contigo? ¡Aguas! Este es uno de los comportamientos más identificables
de alguien con Daddy Issues. Es
lógico que todos queremos vivir bien, una pareja que nos ame y que nos cuide (y
a la cual cuidar, en el caso de muchos de nosotros) y por supuesto un estilo de
vida decente, pero alguien con problemas inconclusos de familia querrá todo lo
anterior en exceso.
¿Te suena? Quizá inconscientemente has estado buscando algo
que te faltó durante la infancia, a lo mejor no es eso, quizá únicamente
sientes atracción por alguien más maduro, centrado, estable y no tan estúpido
como los chavos de tu edad, cualquiera de las opciones es válida. Lo que no es
válido es que la gente siga juzgando únicamente basándose en una teoría que si
bien no es del todo errónea, ha contribuido en extremo a que cualquier actitud
que ella describe sea catalogada como tal.
En lo personal puedo decir que sí tengo bastantes Daddy Issues, pero en ningún momento he
dejado que mis problemas de niñez interfieran con mi vida amorosa. ¿Por qué
siempre tiene que ser como la ciencia lo dicta? ¿Acaso no es uno mismo el que
decide cómo y de qué manera lleva las riendas de su vida amorosa y sexual? Es
muy cierto que muchos chichifos sólo están buscando alguien a quien sacarle
provecho, que los mantenga y les simplifique la vida a cambio de unos buenos acostones,
pero también es cierto que no todos los casos son iguales.
Que si tiene dinero,
es por interés. Si no tiene ni un peso, es por atención. Si está demasiado
guapo, es por el sexo, el caso es que siempre habrá una opinión para todo y
nadie estamos exentos de ello. Total, sea cual sea tu motivación para estar con
alguien mayor, ¿a quién le importa? ¿Te hace feliz? ¡Pues que te valga! Como
dicen por ahí, hay muchas personas a las que ningún chile les acomoda, que nomás
están viendo a quien critican y juzgando lo que hacen. Y si eres de ese tipo de
personas que habla, pero se queja de que hablen de uno, entonces mejor ni te
quejes, que la hipocresía nunca estará de moda.
¿Te preocupa que nadie va a estar de acuerdo? ¿Las burlas?
Recuerda a Madonna en Papa Don’t Preach, rola
en la que sabía que estaba cometiendo algo que todos verían como un error, que
los papás no iban a estar de acuerdo, que los amigos rechazaban, pero en ningún
momento habla de duda, de miedo o de inseguridad, ¡al contrario! Está más que
decidida a seguir adelante. Quizá sí hayan algunos con asuntos personales sin
resolver, pero nadie dijo que el tener Daddy
Issues fuera malo. Existen formas de sobrellevarlo, de controlar los
impulsos y actuar con más cautela y echándole coco, pero ¿tiene algún caso? No
para mí, mientras la gente sea feliz y disfrute cada momento de su vida, ¡qué
hagan lo que quieran! Equis, somos chavos.