Ok. Se cumplieron 10 años
del estreno de la película “Mean Girls”, sí, esa que te enseña a ser una “perra
adolescente” tratando de que al final veas que no deja nada bueno ni ser
popular, ni ser de la “realeza”. Y debo decir que, a mi ver, la mayoría de los
homosexuales que han visto esa película, no entienden lo segundo que acabo de
mencionar.
Sí, admito que hace 10 años
que vi la película me causó emoción, me subió el ego y me llevó a adoptar
actitudes de las que hoy no me siento tan orgulloso. Bueno, ¿qué puedo decir?
No siempre tuve la mentalidad por la que agradezco el día de hoy, lo reconozco.
Pero, aún con el paso del tiempo, y aún con que la película se haya vuelto casi
de culto para un gran porcentaje de la comunidad homosexual; a la par que Lindsay
Lohan, ya sea por drogadicta, bisexual, alcohólica o por sexy, la verdad es que
ese boom que los gays tienen por la película va más allá del simple gusto. No,
lo que es realmente impresionante es que sigan adoptando, creyendo y viviendo
con actitudes como las que ahí se muestran, pensando que son esas mismas las
que les van a dar un estatus mucho más deseable.
¡Por favor! Por más que me
guste la película; porque me gusta, es completamente irracional que la
comunidad homosexual la haya adoptado como propia únicamente porque describe
ese tipo de actitud que la mayoría quiere; o anhela tener. Sí, gran parte de
los gays que son socialmente aceptados como “guapos” creen que una actitud
arrogante, inalcanzable y “bitch” les va como anillo al dedo. Que comportarse
como los dioses del olimpo y hacer a un lado a cualquier otro mortal les va a
dar un nivel mucho mejor y a convertir en “celebridades”, cuando hay qué
aceptarlo, nadie es una celebridad ni mucho menos de la realeza.
La concepción que cada uno
le da a la temática de una película es un rollo muy personal, pero me arriesgo
a decir que los gays se sienten tan fascinados con “Mean Girls” porque maneja
situaciones y actitudes que jamás podrán tener. Y sí, una cosa que debo decir
es que la comunidad homosexual tiene mucho en común con la película, los
chismes, las traiciones, la superficialidad y esa necesidad de ser aceptados,
arrogantes y famosos. Pero, ¿qué es la fama hoy en día?
La fama de nuestros tiempos
se mide en seguidores en Twitter, en likes de Facebook, en con quién sales (y
que te vean de fiesta con él), en las personas a las que conoces o a qué te
dedicas. Y la verdad es que no hay cosa más triste que esa. Llegamos al punto
de confundir a una “celebridad” con un verdadero artista, y llegamos al punto
en el que cualquier tipo medianamente guapo o con buen cuerpo que tiene 10 mil
seguidores en sus redes sociales se siente famoso y con la seguridad de dar un
autógrafo cuando nada en su persona transpira o respira arte.
Ser famoso en el mundo homosexual
es una realidad y un deseo que existe sin razón alguna. Muchos tratan de llegar
a ello saliendo con gente guapa, deseada, a muchos ni siquiera les importa que
se les conozca por “zorras”, con que se hable de ellos. El caso es que en el
mundo gay aplicamos DE MÁS ese dicho de: “Aunque sea mal, mientras hablen de
ti”. Y es más, siendo gay, mientras peor hablen para muchos es mejor.
¿Es neta que eso es lo que
les llena? ¿En realidad se sienten tan importantes porque alguien esté llevando
chismes por todos lados? Va, les valgo que de los 18 a los 21 quizá les llene
que se hable de ustedes y tengan cierta “fama” dentro del mundo homosexual,
pero después de cierto tiempo en lugar de darte “prestigio” lo que da es pena
ajena. Conozco a tantos que casi van rondando los 40 y aún siguen adoptando ese
tipo de actitudes mediocres y lastimeras en las que creen que ser popular lo es
todo. Y antes de que me digan que lo que hablo lo hablo por ardor, coraje,
miseria o lo que sea que les cruce por la mente, déjenme decirles que si me doy
el derecho de hablar de ello es porque hace ya varios años yo estuve en ese
lugar. Ese lugar en el que ser guapo es DEMASIADO importante, en el que tener
un novio considerado como “hot” era impresionante, en el que tener un círculo de
amigos VIP te daba otro nivel, y créanme que con el paso de los años (y con mis
27 años cumplidos hace 2 días) en lugar de darme satisfacción por haberlo
experimentado, me da demasiada risa de mí mismo. Porque aunque otros lo vieron
“cool” en ese tiempo, para muchos otros era una burla.
¿Qué hay en la mentalidad
de un gay para sentir la necesidad de adoptar tales actitudes? ¿De dónde viene
esa gran necesidad de atención? Y si lo piensas bien, la mayoría de los que han
visto la famosa “Mean Girls” se sienten Regina George, cuando en el fondo puedo
asegurar que se identifican con Cady Heron. ¿Y por qué? Porque en el fondo
saben que esa actitud de “Queen Bee” sólo es un deseo, es ocultar su
simplicidad por aparentar ser mejores, vamos, es una mentalidad wannabe.
Te invito a que te
preguntes… ¿Quién dijo que ser simple es malo? ¿En dónde se establece que por
ser gay tienes que ser fabuloso y famoso? Esto es algo que nadie me cree, pero
es real, mi mejor época desde que vivo una vida abiertamente homosexual, la he
vivido fuera de foco, sin ir a antros, sin estar metido en chismes o triángulos
amorosos, alejado de traiciones y falsas amistades. Y por más que el ambiente
gay trata de jalarte todo el tiempo, no hay nada más reconfortante que
mantenerse al margen por propia salud mental, y siendo siempre fiel a quien
realmente se es. ¿De hueva? Quizá. ¿Y a quién le importa mientras seas feliz?
No, mis queridos lectores. Ser gay es meramente una orientación sexual, no el
intento por llegar a un mejor y popular nivel social. A fin de cuentas puedes
ser muy perra, pero recuerda que a esas nadie las quiere… O las arrolla un
autobús.
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