La verdad no sé qué pasa
últimamente que todos los artículos que encuentro en la red tratan de “los 10
pasos para…” o los “10 consejos para…”. ¿Es neta? No sé qué es peor, si la
gente que los lee y se los cree o aquellos que los escriben. Para empezar, ¿con
qué seguridad puede alguien aconsejar a otras personas y decirles qué es lo que
los va a ayudar a conseguir algo?
Honestamente, aunque yo escribo
desde mi punto muy personal de vista, jamás he tratado de imponer mi palabra
como una verdad absoluta. Por eso, cuando leí un artículo en cierta revista que
hablaba de los “5 pasos para tenerlo comiendo de tu mano”, no pude más que
carcajearme de risa y pensar que a la madre del autor le faltó un poco más de
ácido fólico o que de plano el pobre tipo deliraba al creer que por tener mil
seguidores en Twitter ya poseía la seriedad suficiente para publicar algo así.
¿De qué nos sirve leer
“consejos” o “pasos” para lograr algo? Dime,
siendo lo más sincero posible si alguna vez los has aplicado y si alguno de
ellos te ha funcionado. Claro, no niego que exista un poco de verdad en
algunas de esas publicaciones, pero la realidad es que esos 5, 10 ó 15 pasos no
son aplicables para todos. Si bien pudieron servirle al autor (que lo dudo), no
funcionan de la misma manera con cada ser vivo.
El primer paso que
mencionaba; y según el más importante de todos, era que tenías que verte
espectacularmente bien. Vamos, venderte como la carne más sabrosa del mercado.
Yo sé que el ambiente gay es un desmadre muy superficial, ¿pero en verdad lo mejor que pueden vender de sí mismos es el físico?
Peor aún es que otra persona te haga creer que es así. ¡Tremenda mamada!
Sí, aunque un aspecto agradable es básico para lograr atracción con otras
personas, no es lo primordial a la hora de gustarle a alguien. O díganme,
¿cuántos de ustedes no han conocido a un tipo de muy buen cuerpo y cara hermosa
pero sin las suficientes neuronas para entablar una conversación inteligente
que no fuera más allá de sí mismo?
Neta no se confundan,
aunque sí, para la mayoría de los homosexuales es casi una religión asistir al
gimnasio y mantener cuerpos estéticos y bien trabajados, la verdad es que ese
tipo de físico podrá ser muy agradable a
la vista y mucho más al tacto, pero no va a compensar aquello que (quiero
pensar) aún tiene mucho más peso cuando hablamos de la atracción: el cerebro.
De nada sirve cultivar tu cuerpo si no cultivas también tu mente, y me
disculparán si se ofenden todos aquellos gym freaks que no hacen otra cosa más
que preocuparse por los gramos de masa muscular que ganan y de estar al
pendiente de las ofertas o descuentos en suplementos y proteínas.
El segundo consejo era que
te dieras a desear. Echar toda la carne al asador de un solo golpe no está
bien, y estoy de acuerdo, ¿pero en qué cabeza cabe decirle a alguien que
dándoselas de diva y princesa va a conseguir que el otro se fije mucho más en
él? Aunque a muchos nos gustan los retos, créanme que la mayoría nos hartamos a los 5 minutos de darnos cuenta de que la
actitud del otro va más allá de los niveles permitidos. Al menos en mi
caso, puedo decir que me dan hueva esos que se sienten el cabrón más guapo del
mundo y piensan que nadie los merece. La triste realidad es que ese tipo de
actitudes son las que los tienen solos, porque aunque puedan ser muy deseados,
el que cualquier persona aguante salir con alguien tan narcisista está difícil,
y tarde o temprano hasta el “boy toy” se vuelve reemplazable.
El número tres decía que lo
mejor que podías hacer era seguir manteniendo tus opciones abiertas y coquetear
con otros por si las cosas con el ligue en turno no salían bien. ¡No, bueno! Al
parecer fui a dar con el blog de la zorra ardida y con el sí muy flojo. No
importa cuántas dudas puedas tener, si
estás saliendo ya con alguien que te mueve el tapete y te hace sentir especial…
¿qué necesidad hay de tener otras velas prendidas? Eso, a mi ver, es un
claro ejemplo del temor a la soledad, y no de la plena disposición a la entrega
al conocer a alguien que verdaderamente te ilusiona.
Sí, la verdad ya hasta me
da flojera seguirles redactando los puntos que leí. ¿De qué sirve? ¿De qué les
sirven? No existen ni consejos ni pasos
ni nada que pueda darte la seguridad de acercarte a alguien y decirle: “me
gustas”. No los hay. Cada quien tenemos formas, técnicas o métodos
diferentes, y así como a ti puede funcionarte el llegar y decirle que se le ve
muy buen paquete, otro puede aplicar la de lanzar una mirada y no decir nada.
Nadie te va a enseñar a tener a nadie comiendo de tu mano, así que si tu “mejor
amigo”, aquél que tiene chingos de ligues y tipos a sus pies trata de darte
lecciones, ¡mándalo al carajo! Que no
hay otra forma de enamorar a alguien que no sea siendo tú mismo, aún con el
miedo a que no le guste, a que lo piense dos veces, a que sea él el que
mantiene otras opciones abiertas.
Por la columna pasada
recibí muchísimos correos y comentarios (los cuales agradezco), pero uno de
ellos fue el que me dejó pensando. Y es que tenía toda la razón, a veces puede
no importar si el tipo que te encanta es varonil o afeminado, lo que en realidad puede llegar a enamorar
es que sea auténtico y que no le de miedo mostrarse como es. Ahora,
sabiendo eso pregúntate a ti mismo, ¿eres auténtico? ¿O vas por la vida
mostrando la cara que crees que los demás quieren ver? Creo fielmente que al menos mi verdad absoluta es que mientras no
puedas ser auténtico y amarte como eres, no podrás lograr que nadie más vea
cualidades valiosas en ti.
Recuerden que pueden
hacerme llegar sus comentarios en cualquiera de mis redes sociales y darse una
vuelta por mi otro blog. ¡Por allá los espero!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario