Hace unos días vi una nota
que me llamó mucho la atención. Yo no sé si actualmente ya sea una moda, pero
si no lo es, estoy seguro de que tiene todo lo necesario para convertirse en
una rápidamente. Seguramente ya escucharon un poco de ello, me refiero a los
homosexuales que salen con hombres que prácticamente podrían ser sus clones.
No sé, por un lado captó mi
atención porque me parece algo demasiado egocéntrico y narcisista, pero por
otro porque a pesar de ello resulta ser atractivo. Y es que estoy seguro que
más de una vez todos hemos aplicado la famosa frase “Yo sí me daba”. ¿O no? La
verdad es que en lo personal yo he pensado que no dudaría ni un segundo en
salir conmigo, pero jamás lo he intentado llevar a la realidad saliendo con
alguien que pueda pasar por mi hermano gemelo.
Vamos, ¿qué es lo peor que
podría pasar? Cuando compartes demasiados gustos en común con alguien quizá la
relación pueda ser la más divertida de todas, pero por el otro lado, también
podría llegar a resultar aburrido compartir todo con alguien tan parecido a
nosotros. Bien dicen que en cuestión de gustos se rompen géneros; pero, ¿será
completamente normal que busquemos en el otro una copia de uno mismo?
Si bien físicamente resulta
atractivo ver a dos personas muy parecidas en una relación, también resulta un
poco perturbador estar besando al espejo. Sí, por mucho amor propio que uno
pueda tener, el hecho de salir con tu clon no deja de evidenciar algo que
probablemente no vemos con claridad, que quizá no estamos dispuestos a aceptar
en una pareja aquello que no nos embona porque no podemos ver más allá de
nosotros mismos.
A lo mejor estoy
exagerando. Pero si me pongo a pensar en mis experiencias propias, puedo decir
que todos mis ex han sido completamente diferentes, desde altos, chaparros,
flacos, musculosos, inteligentes y pendejos (la mayoría de lo segundo), pero
eso sí, hasta el momento no he estado con alguien que físicamente se parezca a
mí más allá de la complexión o la altura. A mí me gustan los retos, alguien
quizá completamente opuesto, con gustos que pueda compartir conmigo o que yo le
pueda fomentar, alguien que no esté de acuerdo en todo lo que digo, con quien
poder discutir un tema y no saber de antemano que va a opinar lo mismo que yo.
¡Qué flojera!
Eso sí, debo reconocer que
inconscientemente puedo ver por la calle a alguien que me parezca demasiado
atractivo y mis amigos me miren confundidos porque ese alguien se parezca mucho
a mí. Y entonces volvemos al mismo punto de partida, aunque algo empieza a
quedarme claro, quizá no sea nada fuera de este mundo salir con alguien que
físicamente podría ser tu mellizo, pero sería raro que además del parecido
físico, compartieran también todos sus gustos, aficiones, pensamientos y
actitudes. ¿No lo creen?
Se dice que los homosexuales
en su mayoría somos narcisistas, nos esforzamos por vernos bien, por lucir
mejor cada día ya sea yendo al gimnasio, vistiendo ropa de moda o a veces hasta
pagando por tratamientos de belleza que mejoren nuestra piel y cosas así, (debo
decir que todo lo anterior a mí me causa mucha hueva), pero si ese grado de
egocentrismo ya está presente, salir con un clon ya es llevarlo a otro nivel.
¿Será que ahora que se
habla tanto del tema se convertirá en moda? Dicen por ahí: ¿Qué puede ser más
sexy y agradable que salir con uno mismo? Yo aún no sé muy bien qué pensar al
respecto. Quién sabe, quizá algún día me encuentre en esa situación y decida
correr el riesgo, o quizá seguiré adentrándome en relaciones con personas
físicamente muy opuestas a mí. ¿Tú qué opinas? ¿Te parece atractivo salir
contigo mismo?
Lo divertido es cuando se enojan porque uno les dice que son tal para cual, como dos gotas de agua y contestan con un simple "nada que ver"
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