Es bien sabido desde
siempre que la gran mayoría de los seres humanos poseemos una cultura en la que
el dinero es muy importante. Y no se diga los jóvenes; entre los gastos en
salidas con los amigos, la ropa para estar “a la moda”, lo último en tecnología
o aquellos viajes que tanto nos gusta hacer. Bueno, pues si para un joven
promedio el poder darse el lujo de gastar en todas esas cosas es relevante, creo
que podemos asegurar que para un gay el tener dinero para eso y mucho más, es
muy, bastante, DEMASIADO importante.
Según las Sagradas
Escrituras Gay (que quién sabe quién demonios inventó), los homosexuales
siempre debemos lucir bien. Y eso implica vestir buena ropa, si bien no
carísima de marcas cuyos nombres a veces hasta es difícil pronunciar, sí alguna
que al menos pueda pasar como “cool”. Además de eso, es obvio que necesitamos
también un buen corte de pelo; y olvídate de decir que te lo cortas con la
vecina por 40 pesos porque entonces las miradas inquisidoras se posan sobre ti,
ya que dentro de las SEG también se cree que por ser gay debes invertir más en
tu imagen y gastarte al menos unos 150 pesos nada más por que alguien haga que
tu cabellera luzca presentable.
¿Pasamos a la tecnología?
Al día de hoy, aquél que no tiene iPhone o Galaxy es casi inexistente. ¿Ponerle
saldo al celular? ¿Qué es eso? Si no tienes plan tarifario entonces estás en
otro problema, y es que estar yendo al supermercado a poner recargas de 50
pesos cada 2 días podría considerarse como PECADO.
Y si hablamos de pecados,
aquellos que se cometen en los antros de moda son mucho qué decir, pero para
poder siquiera cometerlos, también tienes qué gastar un poco más de tu preciado
dinero. Pagar el cover, los tragos, la gasolina y el estacionamiento o el taxi.
Y si nos ponemos a hacer cuentas después de todo eso, la verdad es que a mí no
me parece que valga la pena pagar tanto por despertar al día siguiente con
dolor de cabeza, malestar y cruda física y moral. El problema aquí es que si
eres gay y no frecuentas los dichosos antros, entonces, ¿eres realmente gay?
Para que se entienda mejor,
en esta cultura rosa en la que vivimos constantemente, ser gay y no tener
suficiente dinero como para costear una vida de salidas constantes, viajes y
ropa de marca, es pecado. Y créanme, en estos tiempos es uno mucho más grande
que ni comulgando es perdonado.
Yo mismo me he encontrado
en la situación de rechazar viajes con amigos, salidas a cenar o he sacrificado
el comprar cosas que realmente quiero por comprar esas que verdaderamente
necesito. Y sí, al momento de hacerlo las miradas de la santa inquisición se
posan sobre mí cuestionando mis motivos y al parecer no entendiendo que; para
muchos de nosotros, gays o no, existen otro tipo de prioridades.
Hoy por hoy la cultura gay
se basa lamentablemente en juicios, y la mayor parte de esos juicios se van por
cómo luces o lo que tienes. Quizá batallaste muchos años para comprarte un
carro y te sientes orgulloso de ello. ¡Ah! Pero no es último modelo, shame on
you! Y no hablemos de aquellos que diario presumen ir al gym. Esos sí son una
cosa aparte, porque si te inscribes en uno barato y pequeño, entonces da
vergüenza. Se ha olvidado que los resultados serán los mismos en este o en
aquél, y se le da mucha más importancia al nombre del lugar, claro, porque te
da otro estatus y ¡Dios sabe que el estatus en un gay lo es todo!
Pues no. bastante difícil
es ya lograr aceptación dentro del mundo por ser homosexual como para ir
tratando de lograr aceptación dentro del mismo ambiente gay por aquello que
tienes o lo que eres. No chavos, aunque así lo parezca, no se trata de quién
tiene más o quién tiene menos, no se trata de quedarte sin un peso por tratar
de impresionar o de pertenecer, no se trata de ganar más y gastarlo en
banalidades como el antro o ropa de marca. No a todos nos mueve la
superficialidad, y al menos yo en lo personal me he dado cuenta de que se juzga
fuertemente a aquellos que no siguen las “reglas de etiqueta homosexual”, a los
que les vale verse como muñequitos de pastel o que no se preocupan por tener lo
último o lo mejor de todo. A esos se les hace a un lado por no “estar al
nivel”, por no ser “similares”. Vamos, se les apunta con el dedo por ser
“diferentes”. ¿Diferentes? Yo preferiría llamarlos auténticos.
Yo no sé quién está peor.
Si aquellos que ponen la presión de ser un “gay cliché” o esos que en verdad
creen que ser gay es únicamente acerca de la imagen, lo que tienes y en lo que
gastas. Y es que de una cosa estoy seguro, si ser gay sale MUY caro, ser un gay
que no sigue al rebaño y al que le valen los clichés, cuesta todavía mucho más.
¿Ustedes qué opinan?
Y en las salidas al antro hay q tomar en cuenta si utilizas sustancias psicotrópicas, ahí si q la tarifa sube exponencialmente
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