jueves, 8 de mayo de 2014

Ser gay sale caro...


Es bien sabido desde siempre que la gran mayoría de los seres humanos poseemos una cultura en la que el dinero es muy importante. Y no se diga los jóvenes; entre los gastos en salidas con los amigos, la ropa para estar “a la moda”, lo último en tecnología o aquellos viajes que tanto nos gusta hacer. Bueno, pues si para un joven promedio el poder darse el lujo de gastar en todas esas cosas es relevante, creo que podemos asegurar que para un gay el tener dinero para eso y mucho más, es muy, bastante, DEMASIADO importante.

Según las Sagradas Escrituras Gay (que quién sabe quién demonios inventó), los homosexuales siempre debemos lucir bien. Y eso implica vestir buena ropa, si bien no carísima de marcas cuyos nombres a veces hasta es difícil pronunciar, sí alguna que al menos pueda pasar como “cool”. Además de eso, es obvio que necesitamos también un buen corte de pelo; y olvídate de decir que te lo cortas con la vecina por 40 pesos porque entonces las miradas inquisidoras se posan sobre ti, ya que dentro de las SEG también se cree que por ser gay debes invertir más en tu imagen y gastarte al menos unos 150 pesos nada más por que alguien haga que tu cabellera luzca presentable.

¿Pasamos a la tecnología? Al día de hoy, aquél que no tiene iPhone o Galaxy es casi inexistente. ¿Ponerle saldo al celular? ¿Qué es eso? Si no tienes plan tarifario entonces estás en otro problema, y es que estar yendo al supermercado a poner recargas de 50 pesos cada 2 días podría considerarse como PECADO.

Y si hablamos de pecados, aquellos que se cometen en los antros de moda son mucho qué decir, pero para poder siquiera cometerlos, también tienes qué gastar un poco más de tu preciado dinero. Pagar el cover, los tragos, la gasolina y el estacionamiento o el taxi. Y si nos ponemos a hacer cuentas después de todo eso, la verdad es que a mí no me parece que valga la pena pagar tanto por despertar al día siguiente con dolor de cabeza, malestar y cruda física y moral. El problema aquí es que si eres gay y no frecuentas los dichosos antros, entonces, ¿eres realmente gay?

Para que se entienda mejor, en esta cultura rosa en la que vivimos constantemente, ser gay y no tener suficiente dinero como para costear una vida de salidas constantes, viajes y ropa de marca, es pecado. Y créanme, en estos tiempos es uno mucho más grande que ni comulgando es perdonado.

Yo mismo me he encontrado en la situación de rechazar viajes con amigos, salidas a cenar o he sacrificado el comprar cosas que realmente quiero por comprar esas que verdaderamente necesito. Y sí, al momento de hacerlo las miradas de la santa inquisición se posan sobre mí cuestionando mis motivos y al parecer no entendiendo que; para muchos de nosotros, gays o no, existen otro tipo de prioridades.

Hoy por hoy la cultura gay se basa lamentablemente en juicios, y la mayor parte de esos juicios se van por cómo luces o lo que tienes. Quizá batallaste muchos años para comprarte un carro y te sientes orgulloso de ello. ¡Ah! Pero no es último modelo, shame on you! Y no hablemos de aquellos que diario presumen ir al gym. Esos sí son una cosa aparte, porque si te inscribes en uno barato y pequeño, entonces da vergüenza. Se ha olvidado que los resultados serán los mismos en este o en aquél, y se le da mucha más importancia al nombre del lugar, claro, porque te da otro estatus y ¡Dios sabe que el estatus en un gay lo es todo!

Pues no. bastante difícil es ya lograr aceptación dentro del mundo por ser homosexual como para ir tratando de lograr aceptación dentro del mismo ambiente gay por aquello que tienes o lo que eres. No chavos, aunque así lo parezca, no se trata de quién tiene más o quién tiene menos, no se trata de quedarte sin un peso por tratar de impresionar o de pertenecer, no se trata de ganar más y gastarlo en banalidades como el antro o ropa de marca. No a todos nos mueve la superficialidad, y al menos yo en lo personal me he dado cuenta de que se juzga fuertemente a aquellos que no siguen las “reglas de etiqueta homosexual”, a los que les vale verse como muñequitos de pastel o que no se preocupan por tener lo último o lo mejor de todo. A esos se les hace a un lado por no “estar al nivel”, por no ser “similares”. Vamos, se les apunta con el dedo por ser “diferentes”. ¿Diferentes? Yo preferiría llamarlos auténticos.


Yo no sé quién está peor. Si aquellos que ponen la presión de ser un “gay cliché” o esos que en verdad creen que ser gay es únicamente acerca de la imagen, lo que tienes y en lo que gastas. Y es que de una cosa estoy seguro, si ser gay sale MUY caro, ser un gay que no sigue al rebaño y al que le valen los clichés, cuesta todavía mucho más. ¿Ustedes qué opinan?

1 comentario:

  1. Y en las salidas al antro hay q tomar en cuenta si utilizas sustancias psicotrópicas, ahí si q la tarifa sube exponencialmente

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